Opinión

Contra el egoísmo universal. Por el fin del bloqueo

Por 31ª vez, la Asamblea General de la ONU debatió el pasado 1 de noviembre la resolución presentada por Cuba sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos contra Cuba. En la votación participaron 190 países, de los cuales 187 votaron en contra del bloqueo. Sólo Estados Unidos e Israel votaron a favor de mantener este bloqueo, mientras que la Ucrania de Zelensky se abstuvo. En las próximas semanas el Parlamento Vasco tendrá una nueva oportunidad para pronunciarse a través de una Proposición no de Ley impulsada por las asociaciones de solidaridad.

Durante más de 60 años, el bloqueo ha sido un elemento central de la política estadounidense hacia Cuba. Los efectos de esta guerra híbrida contra la vida de las mujeres y los hombres cubanos nunca han cesado y más del 80% de la población cubana nació bajo el bloqueo. Lejos de remitir, el bloqueo se ha reforzado implacablemente en este tiempo. Durante la pandemia, la administración Trump y entonces Biden aprobaron 243 nuevas medidas, entre ellas la inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo, con consecuencias también para la economía.

El bloqueo es una medida que viola los derechos humanos del pueblo cubano. Cuba ha denunciado que entre marzo de 2022 y febrero de 2023, el bloqueo estadounidense ha causado daños por el orden de los USD 4 867 millones (cifra superior a USD 405 millones por mes, USD 13 millones por día y USD 555 000 por hora).

Según el informe, el perjuicio total para la economía cubana asciende a 159.084,3 millones de dólares, calculados a precios corrientes. Sólo en el sector de la salud, las pérdidas ascienden a 239.803.690 dólares. El bloqueo tiene un carácter extraterritorial con consecuencias para quienes comercian con Cuba, como es el caso de varias empresas vascas de distintos sectores a las que se les prohíbe después comerciar con EEUU. También sufren consecuencias las organizaciones de solidaridad como Euskadi Cuba y otras entidades que vía Agencia Vasca de Cooperación mantienen proyectos en la isla en los ámbitos agropecuarios, tecnológicos o de rehabilitación urbana.

Cuba vive un periodo muy duro con una crisis económica y con problemas de abastecimiento. La crisis internacional, el aumento de precios de los elementos obligados de importación, el cierre total del turismo con la Covid han sido una tremenda tormenta perfecta y junto al bloqueo suponen un verdadero quebradero cotidiano para el pueblo cubano.

A pesar de todo ello, Cuba ha sido el único país en vías de desarrollo en aplicar sus propias vacunas contra la Covid y de compartirlas con infinidad de países. Sigue alcanzando indicadores altos en salud y educación o en igualdad y derechos LGTBI reconocidos por las propias Naciones Unidas. Continúa siendo solidaria con otros países empobrecidos y su ejército de batas blancas se encuentra presente en los rincones más insólitos del planeta.

Decía Silvio Rodriguez en una entrevista que “la mayor dictadura del planeta es la del egoísmo, la del dinero, la que no cree en el amor sino en la usura” y que “Cuba sin bloqueo sería un país aún más generoso y solidario, o sea, un terrible peligro para el egoísmo universal”. Hagamos posible que Cuba viva en paz.

Íñigo Martínez Zatón

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