La reforma fiscal de la Troika vasca

El pacto fiscal cerrado por PNV, PSE y PP para la aprobación de los presupuestos vascos de 2018, ha dejado, una vez más, en evidencia tres cuestiones: una, la debilidad de la coalición de gobierno PNV-PSE; dos, la absoluta falta de coherencia del Partido Socialista de Euskadi entre lo que hace y lo que dice, y por último la necesidad de que la fiscalidad se debata y se decida en el Parlamento Vasco.

Respecto a la primera, la debilidad de la coalición de gobierno PNV- PSE les ha obligado a tener que hincar la rodilla ante las exigencias de un Partido Popular que, a pesar de ser la fuerza política menos votada en las últimas elecciones autonómicas, impone sus planteamientos ideológicos tanto en los ingresos, a través de la fiscalidad, como en los gastos con sus enmiendas a los prepuestos.

De esta manera, el PP ha logrado rebajar el tipo impositivo que las grandes empresas pagan por sus beneficios de un 28% actual a un 24%, así como ampliar de 15 a 20 los años para compensar pérdidas, recordamos que dos tercios de las empresas tienen bases negativas o nulas. El argumento utilizado por el Partido Popular es el que utiliza siempre: mejorar la competitividad de las empresas y crear empleo de calidad. Estos son exactamente los mismos argumentos utilizados en 2008 para rebajar el impuesto de sociedades de un 32,5% a un 28%. La verdad, si analizamos los datos de lo que ha sucedido desde entonces hasta ahora, no vemos que se hayan logrado esos objetivos, más bien al contrario: en Euskadi se han cerrado cerca de 6.000 empresas, se han perdido 93.000 empleos, y los que se generan ahora son precarios, temporales y a tiempo parcial.

Con los argumentos del PP, compartidos por PNV y PSE, las rebajas fiscales sirven para incrementar la recaudación, algo que es mentira, y lo saben. Esas formaciones suelen argumentar que las administraciones públicas son como las familias, pues bien, que les digan a esas familias cómo es posible aumentar sus ingresos si se quedan en paro, o si sus empleos son precarios, seguramente estarán muy agradecidas de conocer cuál es su fórmula mágica para incrementar los ingresos, rebajando las fuentes de las que provienen.

Lo único que las rebajas fiscales generan son menos ingresos para financiar los servicios públicos que necesitamos todas las personas para poder llevar a cabo una vida digna (educación, sanidad, pensiones, servicio sociales); ideológicamente, lo que persiguen es precisamente la privatización de los mismos para que unos pocos hagan su negocio, y además no paguen por los beneficios que obtienen de la sociedad en su conjunto, mientras tanto, las cuentas en paraísos fiscales cada vez tienen más ceros.

En relación a la segunda, la falta de coherencia del PSE entre lo que dice y lo que hace, argumenta que para paliar la rebaja del tipo del impuesto de sociedades se van suprimir o limitar determinadas deducciones para acercar el tipo nominal al que finalmente pagan las empresas con beneficios, que dicho sea de paso, no llega ni a dos dígitos. Le recordamos al PSE que para lograr ese acercamiento entre los tipos, bastaba con revisar y eliminar toda la batería de deducciones, reducciones, bonificaciones y exenciones que existen en el impuesto de sociedades. El PSE sabe perfectamente que lo que están acordando es una rebaja fiscal a las grandes empresas que mermará la recaudación, y esa política se aleja mucho de la S que llevan en su nombre.

Además, el PSE también tendrá que aprobar enmiendas del PP a los presupuestos vascos para reforzar los convenios sanitarios y educativos, en definitiva, menos dinero para la educación y la sanidad públicas, y más para la privada. Desde nuestro punto de vista, ahí también hay una gran falta de coherencia entre lo que se predica y lo que se practica.

Por último, llevamos meses asistiendo a un espectáculo lamentable en relación con la reforma fiscal. Primero el consejero de hacienda, Sr. Azpiazu, manifestaba que no iba a haber una rebaja de impuestos, tampoco había consenso entre las tres diputaciones forales en relación a esta cuestión. No obstante, en unos días, el EBB ha ventilado esta cuestión para aprobar los presupuestos de 2018, sin pasar ni por las Juntas Generales de los territorios, ni por el Órgano de Coordinación Tributaria, y sin ningún tipo de transparencia para que toda la ciudadanía sepamos el roto que va a suponer esa rebaja de lo que pagan las empresas con beneficios, y los recortes que seguramente vendrán como consecuencia de los menores ingresos. Todo ello, pone en evidencia la necesidad de que el debate fiscal pase por el Parlamento Vasco, y que tenga como objetivo garantizar una fiscalidad justa que permita garantizar la financiación de los servicios públicos necesarios, en lugar de utilizarse como moneda de cambio para resolver las urgencias de quienes gobiernan.

Sabemos que PNV-PSE y PP venderán esos pactos, fiscal y presupuestario, a los cuatro vientos como un ejemplo de acuerdo entre diferentes y de estabilidad económica e institucional, pero por nuestra parte no nos dejamos engañar, puesto que los mismos tienen una profunda carga ideológica porque buscan beneficiar precisamente a quienes más tienen, y esto tiene consecuencias negativas evidentes en la distribución de la riqueza y el aumento de las desigualdades sociales.

Arantza González, Coordinadora de Ezker Anitza-IU en Gipuzkoa

Xabier Jiménez, Coordinador de Ezker Anitza-IU en Bizkaia

José Damián García-Moreno, Coordinador de Ezker Anitza-IU en Araba