El Corte Inglés se resiste a acatar el auto de la Audiencia Nacional presentando un recurso de reposición contra el auto que, el pasado 21 de mayo, le conminó a poner en marcha en un plazo máximo de tres meses “medidas destinadas a reducir las desigualdades retributivas entre hombres y mujeres”.
En su auto de mayo, la Audiencia consideraba que su sentencia de enero “no se ha cumplido en sus propios términos” en el apartado relativo a la equiparación de retribuciones, “que es indudablemente uno de los más importantes para que el denominado Plan de Igualdad promueva efectiva y no formalmente la igualdad entre hombres y mujeres”.
El auto recuerda que el plan de igualdad aprobado por la empresa y los sindicatos mayoritarios “pierde su vigencia en el mes de mayo próximo” y critica que la comisión creada para su seguimiento se emplace “nada menos que a partir del segundo trimestre de 2014” para hacer una evaluación de su cumplimiento. “Evaluar no significa corregir, que es exactamente lo exigido por la sentencia”
Además, señalaba que “las partes han tenido tiempo más que suficiente como para comprobar dónde se quiebra el principio de igual salario por igual trabajo entre mujeres y hombres en el plazo transcurrido, en el que se ha perdido un tiempo precioso para avanzar en la dirección adecuada”.
Al Área de Mujer de Ezker Anitza-IU ve incomprensible y del todo reprobable que el Corte Ingles perpetúe el sistema patriarcal que valora más el trabajo de los hombres que el de las mujeres.
El concepto de desigualdad salarial entre mujeres y hombres o también diferencia o brecha salarial alude a la distancia en la retribución media (salario más complementos) de mujeres y hombres.
La discriminación salarial entre mujeres y hombres es la parte de esa diferencia que no queda justificada por una distinta aportación de valor en el desempeño de un trabajo y que solo puede ser explicada en función del sexo de la persona que lo realiza.
Además de este tipo de discriminación (denominada discriminación salarial directa o a posteriori), los estudios en este terreno hacen alusión a la discriminación salarial indirecta o a priori para referirse a la desigualdad salarial que no es efecto de un factor de discriminación en sí mismo, pero sí consecuencia de las diferencias en el empleo entre mujeres y hombres.
La desigualdad como la discriminación salarial son fenómenos complejos de analizar debido a la cantidad de componentes, dinámicas y variables que median en su determinación.
La diferencia salarial entre hombres y mujeres es un reflejo de la discriminación y desigualdad del mercado laboral.
Las mujeres tienen unas cualificaciones tan buenas o mejores que las de los hombres, pero a menudo sus capacidades no son igual de valoradas y sus avances profesionales son más lentos. Esto da lugar a una diferencia salarial entre mujeres y hombres que de media se sitúa en el 16.2% en la Unión Europea.
Cuando las mujeres se jubilan, estos ingresos más bajos se traducen en pensiones más reducidas. Como consecuencia, hay más mujeres que hombres que viven dentro de la pobreza tras la jubilación. Las mujeres reciben pensiones medias en un 39% más bajas que las de los hombres
Al Área de Mujer de Ezker Anitza-IU no tiene duda de que los tan mencionados avances en la igualdad distan mucho de la verdadera igualdad. La discriminación salarial sigue manteniendo el objetivo patriarcal de la dependencia de la mujer en relación al hombre.
Ezker Anitza-IU trabaja por los derechos no solo de los trabajadores sino también de todas las trabajadoras y considera que la discriminación salarial no solo va en contra de estos derechos sino que va en contra de una sociedad justa e igualitaria.